martes, 1 de enero de 2008

PRIMER DIA DEL NUEVO AÑO




¿Qué hay de diferente en este día, al día de ayer?


Pues nada. Es un martes, como tantos otros martes; es un día 1 como tantos otros días 1; es festivo, como tantos otros festivos.


Entonces ¿qué es lo que hace que parezca distinto?


El significado que le atribuímos es la diferencia. Tenemos metidas en la cabecita ciertas creencias que nos susurran mansamente que "año nuevo, vida nueva" lo que nos sugiere nuevas oportunidades, que nos sonría la fortuna, que mejore el trabajo, que haremos ese viaje tan esperado. Pensar esa ideas provoca sentimientos de alegría, ilusión, estímulo. Pensar y sentir esas cosas provocan que nuestro cuerpo -en perfecta armonía con la unidad que somos- nos de energía para actuar, determinación, endorfinas.


Hoy tenemos las puertas abiertas del mundo. Hoy nos sentimos capaces de cruzar el umbral y vivir intensamente. Hoy estamos en armonía e inundados de buenos pensamientos, sentimientos y propósitos, nos sentimos poderosos para hacer de nuestra vida lo que queramos.


Pero no es suficiente para alcanzar lo que anhelamos. Porque mañana se reanuda la vida normal, aparecen todos los problemas que estaban descansando en estos días navideños, vuelve el estrés, las preocupaciones, los retos de los que no podemos escapar. Y algo peor: se incorporan todos nuestros viejos automatismos limitadores y se nos borra de la memoria todo lo que hemos sentido el día Uno.


¿Cómo podemos evitar que esto ocurra?


El virus malicioso de la consciencia viene en nuestra ayuda y nos dice:




  • Mantén la consciencia despierta: dedica unos minutos al día especialmente a despertar la consciencia.


  • Por la mañana, antes de empezar el día, recuerda: quién eres, lo que quieres, cómo has decidido conseguirlo. Aliéntate con cariño a desplazarte por los lugares y estados de ánimo beneficiosos para ti.


  • Durante todo el día, ten un hilo de tu pensamiento siempre alerta para darte cuenta de cuándo vives tú, y cuándo vive la persona automatizada en la que te convierte a ratos.


  • Sé claro y honesto contigo, no te cuentes cuentos para evitar el miedo a lo que sea.


  • Sé firme, aunque yerres sigue adelante y prueba otra vez. Dicen que se aprende haciendo y deshaciendo.


  • Persevera, no te angusties o entristezcas porque los resultados todavía no hayan aparecido. Todo necesita de un tiempo, y esto que quieres también.


  • Sé imparable. No consientas que nada ni nadie te detenga, ni siquiera tú mismo.


  • Ríe o sonríe siempre que puedas.


  • Goza de todas las sensaciones emocionales y físicas que experimentes. Es una buena manera de centrarte en el presente que es lo único que hay y desde donde tenemos poder para ser quienes somos.


  • Date siempre otra oportunidad. Sé paciente contigo. Trátate como tratas a tu amigo del alma.


  • Por la noche, antes de acostarte, reflexiona: ¿has sido tú en este día? ¿qué te ha mostrado sobre ti o sobre el mundo tu estado consciente?. Aliéntate siempre, sea cuales sean las respuestas. Imagina algo bonito antes de conciliar el sueño y duérmete repitiendo en voz baja "puedo, quiero, soy".

Cuando hayas vivido un tiempo así, pregúntate ¿soy feliz? ¿qué me hace feliz? y descubrirás que la felicidad es un estado de la mente, que el estado de la mente lo decides tú, y que quien te hace feliz no es otro que tú mismo.

También te darás cuenta de que las relaciones con los demás mejoran notablemente, se vuelven más enriquecedoras, más gratificantes, más estimulantes. Entonces, los demás también contribuyen en tu felicidad porque tú contribuyes en la suya.

El Virus, haciendo de Maestro

1 comentario:

Anónimo dijo...

Uy... no sabia que tenias un nuevo blog!

Perdona la ausencia taba de vacas y ya sabes...

Yo tambien teno blog nuevo, lo tienes en http://asimilados.com

Muchos besines, a ver si te puedo llamar luego un ratin al movil ;)