martes, 22 de noviembre de 2011

VELLONES

En las últimas semanas veo en mi FB muchas, demasiadas, noticias de salvajismo con los animales.
Ni siquiera voy a hacer una relación de ellas porque es vomitivo.
Pero me ha llamado la atención una noticia sobre vellones.
El vellón es la lana esquilada de la oveja.
Por lo visto, cuanto más rugosa es la piel de la oveja, más vellón se produce. Pero cuando esto es así, hay una especie de "sudor" que provoca que proliferen hongos, de manera que las ovejas están infestadas. En Australia, que se ve que son muy prácticos, prefieren hacerles una o más heridas en el ano, para que se concentren allí los parásitos y dejen de estropear el vellón.
Según he leído, estas prácticas están prohibidas en muchos países, y en el círculo lanar, se recomienda precaución con los productos lanosos, de este continente-isla.
Siguiendo con mis lecturas feisbukeras, se crea mucha polémica con esto y se ve que hay un buen número de personas que rechazan utilizar prendas de lana, por esta barbarie a la que se somete a las ovejitas.
Reflexionando sobre temas referentes a la dignidad de la vida y la muerte de los animales que, de una u otra forma, nos sirven, la conclusión es clara y contundente, y me la corroboró un señor en el supermercado, cuando dijo (a colación de un comentario sobre los pollos y sus condiciones de vida) que a él no le importaba en absoluto como vivían o morían, él sólo se los comía. Pues bien y volviendo a la conclusión: el homo sapiens, (que el pobre no tiene nada de sapiens) es el resultado de una evolución, en cuyo camino, alguna cosa se estropeó, o faltó, o se rompió irremisiblemente. Porque es el ser más bárbaro y despiadado que habita en el planeta.
Recuerdo, que hace al menos dos años, corría por Internet un vídeo que se llama "Empathie" y mostraba como animales de especies diferentes, se socorrían cuando surgía una ocasión para hacerlo, y como (ya al final del vídeo) un coche atropellaba a una persona y los demás coches y transeúntes, hacían caso omiso y seguían su camino.
¿Cuántos animales torturan hasta matar, a otro animal?
¿Cuántos matan tan certeramente que la agonía dura breves minutos?
¿Cuántos adoptan a cachorros de otras especies que han quedado huérfanos?
¿Cuántos se han extinguido por las matanzas de los humanos?

Todo lo vivo, acaba muriendo.
Esto es algo que hay que aprender a aceptar.
Por tanto, no es cuánto se vive, sino la manera cómo se vive y en el instante final, cómo se muere.
Para muchas personas, está claro que en lo que a familiares cercanos se refiere, están de acuerdo en acortar el sufrimiento cuando no hay solución para sanar la enfermedad, o para vencer a la vejez y al deterioro. Hablan de morir dignamente.
Para otras, desde luego no es así, y con todo el derecho, de pensar lo que se quiera pensar al respecto de la visión del mundo, particular de cada uno.
Pero si algunos piensan así de los humanos, ¿por que no pensar igual de los demás animales? Pues lo contrario, precisamente, es el especismo: la supremacía del humano sobre el resto de animales del planeta.
Vi una foto donde los cerdos (parece que son los mas torturados con diferencia) llevaban una jaula puesta, es decir, una jaula que reseguía los contornos de su cuerpo. Estaban tirados en el barro, y parecía que no podían ni menearse.
Yo me pregunto insistentemente al saber de estas barbaridades: ¿pero a quién se le puede ocurrir algo así? ¿es que les falta el sentido común? ¿es que son tan poco inteligentes que no se dan cuenta de que -en este caso concreto- el estrés que sufre el animal repercute en la calidad de los productos que se obtienen de él, que el estrés envenena la carne?
Pero es que también acuden a mi memoria otros datos: el pintor -del que olvido siempre el nombre porque en realidad no quiero ni darle nombre- que mantuvo un perro atado, sin comer y sin beber, hasta que se murió en una de sus exposiciones, decía él, para observar las reacciones de la gente.
O aquellos jóvenes que torturaban gatos, lo fotografiaban y lo colgaban en el FB.
Pero claro, estos recuerdos me traen otros: las páginas de pederastas, las páginas donde se explica como hacer una bomba, las páginas de las anoréxicas en las que se incita a no comer y a adelgazar cada vez más...y tantísimas otras barbaridades.
Y esto me lleva a concluir que no es ya el especismo antes citado, no.
No sé que tiene el Homo Sapiens que provoca un afán insano y adictivo, a maltratar y a destruir, todo lo que le rodea, sean hombres, mujeres, niños, niñas, animales, árboles, los océanos, las montañas, las costas, las ciudades, los barrios, el hígado, el estómago, la mente, el corazón, los sentimientos, la bondad, el amor, la vida, la conciencia.
Algo se ha corrompido en su sistema. Algún gen ha mutado ( o no ha mutado y ese es el problema), alguna parte ha quedado maltrecha, algo está fallido.
No hay remedio, somos ya siete mil millones. 
Siete mil millones de bárbaros, sin compasión, inmunes al sentido común y a la justicia.
Pongamos que me quedan cuarenta años de vida.
No los voy a perder intentando arreglar el mundo.
Voy a concentrarme en mi propia vida y todo lo vivo que hay en ella, para preservarlo, para que crezca, para que se convierta en el fruto del que es semilla.
Y no valdrá de nada porque los seis mil millones novecientos noventa y nueve mil personas restantes, lo seguirán estropeando todo, pero... a mí me valdrá porque cuando llegue ese minuto final, donde ya nada importará que sea verdad o mentira, yo sonría y me diga: ha valido la pena, has ayudado a vivir y has vivido, bienvenida Doña Parca, es la hora.
Decía un sabio que las cosas son como son o pueden ser como las imaginas.
Me decanto por la imaginación, es más atrevida, sorprendente y ¡ligera como la brisa!
Otro sabio dijo: vive cada día como si fuera el último, porque un día, tendrás razón.
Mientras llega ese día para tener razón, voy a ser quien soy, aunque renuncio a ser Homo Sapiens y me declaro Mujer Pensadora y Sentidora, Accionadora, Libre y Amante, Creadora y Artista, Compasiva y Amada.
Y...¿tú?




domingo, 20 de noviembre de 2011

PERDER A ALGUIEN

El jueves 10 de noviembre, ocurrió: falleció mi hermano.
Que sí, que era muy mayor; que sí, que sólo pasó mal un mes y pico; que sí, que ya había vivido su vida...
Son comentarios que las personas hacen al saber de una muerte, para consolar, dicen.
Pero no consuela nada.
Tenía 80 años, había sido guapísimo, se dedicó en cuerpo y alma a su mujer, su novia de toda la vida, llevaban sesenta años juntos. Yo le había querido con locura.
Luego, la vida nos fue separando y él eligió a la familia de su mujer para construir una familia. Abandonó a la de su padre en cuanto éste falleció. Me abandonó a mí. Abandonó a su madrastra (que era mi madre), la vino a ver un par de meses antes de fallecer y eso que cada sábado venía a comprar a trescientos metros de donde vivíamos.
Parecen acciones de una persona que no te ama: que nunca piense en ti, que no te invite a la boda de su hijo, que no te presente a sus cuatro nietos, que jamás te pregunte cómo estás o cómo va tu vida, que cuando una llama, siempre se pone su mujer...
Debe haber sido así: que no me ha amado.
Me planteé no ir al hospital, ni al entierro. Pero el amor que le tuve pudo más que haberme omitido de su vida.
Fui al hospital, fui al entierro, me entristeció mucho verlo tan acabado, tan consumido, tan poco él. Y me sentó como un bálsamo. Las cuentas están saldadas. Descansa en paz Tete, hasta siempre, esto es lo que escribí el el libro de condolencias.
Y la familia que él construyó, que no es familia mía, porque no me quieren en ella, que les vaya bien, que sigan sus caminos en paz. No me siento unida a ninguno de ellos, de hecho, no conozco a ninguno verdaderamente. Creo que mi cuñada es una mujer con mucha fortaleza y podrá sobrevivir con cierta paz a la soledad. Me alegro por ella.
Ahora ya no tengo a nadie por esa rama de familia, muerto él, el vínculo se ha deshecho.
Descansen en paz, todos. Descansemos en paz, todos. Amén.